La presencia en las redes sociales no es garantía de éxito para las marcas. Pero también es verdad que elSocial Media ha abierto una ventana de nuevas posibilidades que hacen más eficiente el marketing, la publicidad y la gestión de la reputación de las marcas.
Creativos y adaptables: Las redes sociales tienen como principal fortaleza la incitación al diálogo. Los consumidores evolucionan a través de la información que se adquiere con el diálogo y ya sabemos que, más conocimiento =más oportunidades. Las marcas deben adaptarse a entornos dinámicos y tener la capacidad de innovar para satisfacer necesidades e intereses cambiantes.
Pasión y emoción utópicos pero necesarios: Sigue sonando muy “marketing” eso de decir “hay que transmitir pasión con cada acción”. Sin embargo, estos conceptos también abstractos pueden aterrizarse. Debemos creer en lo que hacemos, debemos creer que es posible, debemos creer que trabajamos con “calidad” debemos creer (y conformar) un buen equipo de trabajo, debemos transmitir confianza porque hacemos lo que decimos.
Emoción antes de Business: Existen dos conceptos que no deben confundirse; branding, y reputación. En las redes sociales el gran objetivo es abanderar a nuestros seguidores. Las relaciones son por lo tanto el eje central de la interacción, las redes sociales no son las plataformas indicadas para realizar una venta directa, sino para ganarnos la confianza de nuestros seguidores.
Win-win, seamos claros: Las relaciones hoy son horizontales y se basan en el beneficio mutuo. Además la competencia es feroz, por lo que se hace imprescindible identificar (y rápido), qué utilidad real percibe el consumidor por seguir a nuestra maca Sea cual sea la estrategia de marketing adoptada hay que ser transparente, el cliente debe tener claro qué beneficio percibe y qué lo motiva a promover nuestro negocio, finalmente.
Los clientes tienen la información: Gran clave ésta, no en vano emerge como uno de los errores más frecuentes en el Social Media. Son los consumidores con sus decisiones, acciones e intervenciones, los que nos marcan nuestros objetivos. Es imprescindible escuchar qué quieren y dárselo.
Coherentes para ser confiables: El hecho de estar presente en múltiples plataformas gracias a la ubicuidad que permite la tecnología, no implica transmitir mensajes contradictorios. No nos olvidemos que la construcción y medición de la influencia hoy, se realiza globalmente; una marca = una voz. Seamos coherentes (para ser confiables) con nuestras acciones en todas y cada una de nuestras intervenciones.
Definamos las métricas: Es necesario definir el tipo de información que más nos interesa recibir, segmentar al máximo nuestros análisis y evaluar diariamente los datos que nos entregan nuestros reportes.
Diálogo más que promoción: Seguro que todos hemos podido comprobar que, subir un enlace de una canción que nos evoca una emoción, genera mucha más acción que promover un contenido propio. Ahí está la clave, tenemos que hablar, interactuar, retroalimentarnos, intercambiar emociones, todos tenemos información importante que compartir.
Aceptar la reputación: Todas nuestras acciones repercuten en la reputación online. Las redes sociales además, almacenan toda la trayectoria desde su nacimiento de todos nosotros. Adicionalmente, la forma en la que hagamos las cosas será lo que marque el valor agregado para nuestra marca. La reputación online existe aunque decidamos no participar en los medios sociales y la forma en la que la gestionamos, dice mucho sobre la marca.