José Ramos Casazola
Escribo este artículo con pasión, y desprovisto de cualquier consideración política ideológica o doctrinaria, escribo desde lo más profundo de mi ser, motivado por un solo sentimiento, mi apasionado amor por mi ciudad y digo mi ciudad, porque mentiría si digo mi provincia, claro que también quiero a mi provincia, pero con Huaral distrito, Huaral a secas, el terruño de mi madre, el pueblo que me vio nacer, crecer, hacerme hombre y donde han nacido mis dos únicas hijas, ese amor es más intenso, profundo y apasionado y porque no decirlo mucha veces tortuoso, como una amante a quien le entregamos todo, sin pedir nada a cambio.
Huaral se ha transformado de una manera impresionante, atrás quedaron las acequias La Culebra, que bajaba por El Palmo cruzaba lo que ahora es la Cooperativa La Huaquilla y el Parque Ortiz Dueñas y cruzaba la estación con dirección, a san Antonio y las nuevas urbanizaciones, la acequia que cruzaba 28 de Julio, Y baja por el medio de la Av Cahuas, 28 de Julio, atrás quedaron los rieles de la estación, el cine San Martín y el cine alameda, el Parque Infantil, el Correo, Los Huérfanos , Auxilios Mutuos , el estanque del cerrito, el estanque donde ahora queda el A.H Municipal, hasta nuestros locos han desparecido ,el loco Lucho la loca Chea, el loco Ramirez, Valeria, solo nos queda la loca Elsa como fiel testigo de una época que ya no volveremos a ver jamás, ese mundo que añoramos y que es motivo de tanta nostalgia cuando alguien tiene el buen tipo de recordarlo.
Muchos dirán pero que tiene que ver todo esto con las elecciones, pero es que me he permitido esta digresión, precisamente para hablarles a los huaralinos con el corazón, porque el corazón como diría Pascal, tiene sus razones que la razón desconoce y porque solo quienes han vivido y amado realmente su tierra sabrán y podrán entender de lo que estoy hablando.
Parafraseando al Conde Bertrand Russel diré que los huaralinos nos encontramos en la posición del hombre que trepa por un precipicio difícil y peligroso, en cuya cima hay una meseta de deliciosas praderas de montaña. A cada paso que asciende, su caída, si cae, se hace más terrible; a cada paso su cansancio se hace mayor y el ascenso se hace más dificultoso. Al final no queda más que un paso a dar; pero el que sube lo ignora, porque no puede ver más allá de las saledizas rocas sobre su cabeza. Su agotamiento es tan completo, que ya no quiere nada sino descansar. Si se abandona, hallara el descanso en la muerte. La esperanza grita: “¡Un esfuerzo más! Quizá sea el último esfuerzo necesario.” La ironía replica: “¡Estúpido! ¿No has estado escuchando a la esperanza todo el tiempo? ¡Y mira dónde te ha llevado!” el optimismo dice: “Mientras hay vida hay esperanza.” El pesimismo gruñe: “Mientras hay vida hay dolor.” ¿Hace el exhausto alpinista un esfuerzo más o se deja hundir en el abismo?
Hacemos un esfuerzo más o nos dejamos hundir en el abismo insondable de la desesperación y el caos, ese es el gran dilema que nos toca enfrentar y ese es el reto que debemos afrontar con seriedad, con madurez política y desprovisto de cualquier actitud egoísta y subalterna, debo señalar que los retos que nos toca enfrentar son muy grandes y que necesitamos políticos comprometidos con nuestra ciudad, dispuesto no solo a gobernar la crisis, sino a transformar radicalmente la sociedad y la forma de hacer política en nuestra provincia.
No me voy a referir a ninguna candidato en especial, para que ustedes amigos puedan reflexionar sobre lo expuesto y ver quien realmente tiene las condiciones éticas, políticas culturales y profesionales para asumir el reto de conducir Huaral en los próximos 4 años, de la persona a quien elijamos, dependerá mucho como responderemos dentro de unos años a la pregunta de tan bella metáfora.