El hundimiento de la»Covadonga» y la identidad chancayana a toda prueba

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Huaral Pe

El azar lo llevó a un encuentro con la historia. Pablo Martínez había nadado hasta el fondo del mar de Chancay, a 18 metros de profundidad, para saber por qué una red de su barco no podía ser recogida. Grande fue su sorpresa al ver que la malla estaba atrapada entre los restos de una embarcación. Al regresar a tierra firme, Pablo se enteró de que aquella misteriosa nave hundida era la goleta chilena Virgen de la Covadonga, más conocida como La Covadonga.

“Creo que era 1986 o 1987 cuando sucedió eso”, hace memoria Pablo mientras señala desde la orilla de la playa de Chancay una boya que indica el punto exacto donde se encuentra La Covadonga, a un kilómetro de la costa.

Él recuerda que con su hermano y otros pescadores regresaron al lugar. “Mi hermano se sumergió y al subir me dijo que vio parte de un objeto circular semienterrado en el lugar donde se encuentra el barco”, dijo Pablo, quien agrega que él, Demetrio y el pescador Euler Rengifo fueron en busca de aquel extraño objeto. “Al subirlo, vimos que era una gran medalla con inscripciones”.

Lo que tenía grabado aquel objeto de bronce, de 45 kilos y 71 centímetros de diámetro era: “A la vencedora de la fragata blindada Independencia del Perú. Punta Gruesa 21 de mayo de 1979. La juventud de Santiago y Valparaíso”.

La pieza era una placa otorgada a La Covadonga por el supuesto hundimiento de la fragata peruana Independencia en el combate de Iquique, en dicha fecha.

Según dijo a El Comercio en 1998 el fallecido investigador Rómulo Rubatto Suárez, la Independencia no fue hundida en combate y su pérdida fue circunstancial por haber encallado sobre una peña no registrada en las cartas de navegación.

SIN ACCESO AL PÚBLICO
Emocionados por el hallazgo, los hermanos Martínez llevaron la placa hacia la orilla y la mostraron a pescadores y bañistas. Pasaron tres días y recibieron la tentadora oferta de una persona por la pieza: US$4 mil en efectivo. La negativa de Pablo no se hizo esperar. “No la quisimos vender por ningún precio porque esta pieza es de todos los chancayanos, que se sacrificaron para hundir esa embarcación que tanto daño hizo a nuestro pueblo”, sentenció.
Además de la placa, Pablo y sus compañeros rescataron otras piezas como cubiertos, clavos, balas de cañón, botellas de vino vacías y hasta una tetera. Todo ello fue entregado a la Municipalidad de Chancay para ser exhibido en un museo que se encontraba en la misma sede municipal, en la Plaza de Armas. Sin embargo, desde hace cuatro años, cuando el lugar fue demolido para levantar un nuevo edificio, no se volvieron a mostrar las piezas.

Al respecto, Rosa Huarca Eguizabal, encargada del Museo Municipal de Chancay, dijo que en la nueva sede municipal ya se concluyó la construcción de un nuevo museo que exhibirá no solo los objetos de La Covadonga sino también piezas arqueológicas de la cultura Chancay. “Solo falta implementar los lugares para mostrar las piezas”, precisó.

Agregó que la comuna tiene 86 piezas de La Covadonga, donadas, en su mayoría, por pobladores de Chancay, que las habían extraído del mismo barco, y otras recuperadas por buzos de la Marina de Guerra. Se suman a ello un cañón, rescatado en 1979, un ancla y 20 metros de cadena, rescatados en 1998, que reposan en la misma Plaza de Armas.

El alcalde Juan Alberto Álvarez sostuvo que la infraestructura del nuevo museo demandó una inversión de S/.2 millones pero que para terminar de implementarla se requiere de otro millón. Debido a ese problema presupuestal no hay fecha para la inauguración. “Yo quisiera que sea en el transcurso del próximo año, pero tenemos un problema presupuestal”, precisó Álvarez.

PEDIDO DE LA MARINA
El contralmirante Ernesto Lermo Rengifo, director de Intereses Marítimos e Información de la Marina de Guerra del Perú, propuso al alcalde Álvarez el pasado 13 de setiembre, durante la celebración del aniversario 131 del hundimiento de La Covadonga, exhibir la placa y todos los objetos recuperados, que se encuentran en Chancay, en el Museo Naval del Callao, donde están otros objetos de La Covadonga, mientras termina la implementación del museo en Chancay.

“Podríamos hacer un convenio para que los escolares de Chancay vengan al Callao y vean las otras piezas del barco en el museo”, señaló Lermo.

El alcalde Álvarez se mostró a favor de esta propuesta pero dijo que al final eso se decidirá en una sesión del Concejo de Chancay, donde debatirán esta iniciativa, que ya fue formalizada mediante una carta enviada a la comuna.

Mientras tanto, los objetos rescatados de La Covadonga siguen guardados en un almacén.

PIDEN REFLOTAR BARCO CHILENO HUNDIDO
Desde que fue hundida en 1880, los proyectos para reflotar La Covadonga, que tiene unos 50 metros de largo, quedaron en buenos deseos. El libro sobre la ocupación chilena “Arde Lima”, del fallecido Rómulo Rubatto Suárez, recuerda que el primer intento por recuperar la nave fue por iniciativa de los chilenos poco después del hundimiento, sin ningún éxito. Tras la retirada de los invasores en 1886, hubo otros intentos con el mismo resultado.

El historiador y contralmirante de la Marina de Guerra del Perú Francisco Yabar, autor del libro “Las fuerzas sutiles y la defensa de costa durante la Guerra del Pacífico”, opina que por el tiempo que ha pasado, no debe quedar casi nada del barco. “Debe ser como el esqueleto de una ballena y reflotar eso sería imposible”, dijo.

Sin embargo, para Pablo Martínez Chávez, quien buceó en varias oportunidades hacia La Covadonga, la nave debe ser reflotada. “Primero se tienen que sacar todas las piezas desprendidas y la arena que cubre parte de la estructura, antes de subirla con bolsas de reflotamiento que se inflan”, explicó. Según dijo, la madera con la que se construyó el barco no se desintegrará si vuelve a la superficie.

UNA ESTRATEGIA Y 2 BARCOS HUNDIDOS
La Covadonga había llegado al puerto de Chancay con el objetivo de destruir cualquier embarcación menor e inutilizar la vía férrea que conectaba el norte con Lima.

Una operación para hundir la nave fue encargada al teniente Decio Oyague Neyra. La estrategia consistió en colocar artefactos explosivos en un bote con la intención de que los chilenos de La Covadonga se lo llevaran.

Oyague llevó remando desde Ancón hasta Chancay el bote-bomba el cual fue dejado al lado de un yate. Los chilenos hundieron el yate, pero decidieron llevarse el pequeño bote. Al momento de levantarlo, el bote hizo explosión.

Otra versión asegura que tras este estallido, La Covadonga recibió el impacto de un torpedo lanzado desde tierra por el propio Oyague; 32 chilenos murieron y 48 fueron hechos prisioneros.

Era la segunda vez que la Armada de Chile perdía un navío por una acción similar. Meses antes, frente a la desembocadura del río Chillón, había sido hundido el barco Loa con otro bote-bomba. Esta nave, cuyo casco es de fierro, se encuentra intacto a unos 25 metros de profundidad.

ENFOQUE
JUAN LUIS ORREGO. Historiador

Hay que respetar la historia local
La Covadonga es un barco que tiene una historia interesante. Esta nave pertenecía a España y llegó al Pacífico Sur como parte de una expedición científica en la década de 1860. Por esos años, fue capturada por los chilenos durante un conflicto entre ambos países por esta expedición.

El barco fue utilizado después por la Armada Chilena en la Guerra del Pacífico. Luego la nave fue hundida frente a las costas de Chancay y desde entonces fue prácticamente canibalizada. Yo creo que las piezas recuperadas deben quedarse en Chancay, donde deben ser exhibidas.

En el Perú todo está demasiado centralizado, sea en temas políticos como culturales. Por eso creo que se deben respetar las historias locales y el hundimiento de La Covadonga pertenece a la historia de Chancay. Sería un atractivo más para esta ciudad.

Huaral Pe