En La Entrevista, Paola Ugaz conversó con Ricardo Cuenca, psicólogo social, investigador del IEP y exministro de Educación, sobre la nueva crisis política que enfrenta el gobierno de Pedro Castillo.
¿Qué nos dice la crisis que vivimos por el gobierno de Pedro Castillo?
Es la expresión de lo que ha venido sucediendo desde hace mucho tiempo en el país y, finalmente, se muestra de una manera más clara, más evidente, que es la precarización de la política, donde la visión del corto plazo, los intereses particulares por sobre los colectivos y los problemas de institucionalidad empiezan a no tener coto. Ya no hay forma de frenarlos y ahora estamos en una expresión clarísima de esa precariedad.
En la carta de renuncia, Mirtha Vásquez señala que no está de acuerdo con la visión ética del Gobierno, eso alerta mucho.
Hay que tener en cuenta que es una carta muy dura, más duro de lo que probablemente muchos nos hubiésemos imaginado. Lo que está mostrando nuevamente es que este Gobierno en particular está expresando todos esos problemas que venimos arrastrando desde hace años. Los problemas éticos en política han estado presente en gobiernos anteriores, pero lo que pasa es que ahora todo está sintetizado en estos pocos meses.
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¿Cuándo crees que empezó la crisis?
El quinquenio pasado es el que mejor muestra la foto de la crisis, porque no solo tuvimos cuatro presidentes; sino que fue la sucesión de un conjunto de hechos que efectivamente empieza con el indulto a Fujimori, pero termina con aquellas voces que creían que en el país hubo fraude electoral.
¿Quién es Pedro Castillo?
Pedro Castillo es un maestro rural que, a diferencia de lo que muchas personas opinan, no ha sido formalmente un dirigente sindical. En el 2017, tiene una oportunidad para liderar un movimiento, y en su momento lo dije y me reafirmo, que antes de ser propiamente sindical era una huelga política que expresa la disputa por la hegemonía sindical.
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Un líder desconfiado y con una mirada a corto plazo podría encontrar una manera de gobernar.
Por un lado, el tema de corto plazo deja de ser pragmático para ser peligroso. No hay que olvidar que en la campaña el presidente Castillo y el partido político que lo llevó tenían una posición muy conservadora respecto a muchos temas.
En la formación de la identidad de los maestros hay dos características que acompañan y creo se están expresando ahora en el gobierno de Pedro Castillo: siempre están enunciándose desde la carencia, desde la minusvalía y, por tanto, eso les permite que cualquier acto de sacrifico sea mucho más valorado porque se parte de una situación negativa.
Lo segundo es que la vocación se ve amenazada y desquebrajada. Entonces, cuando el presidente dio las entrevistas, para las cuales estuvo muy mal preparado, decía que había venido a aprender. Lo que yo miraba era el reflejo de muchas maneras como los maestros consumen su identidad profesional.