Huacos eróticos del Museo Larco: sexualidad, vida y muerte en el antiguo Perú [video]

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Huaral Pe

“La actividad sexual aparece aquí representada como parte de los ritos de fertilidad, de relación con el mundo de abajo, del sistema de circulación de fluidos que en el mundo andino era la base de la vida existente en las comunidades”, explica Ulla Holmquist Pachas, directora del Museo Larco, a la agencia Andina.

Los antiguos peruanos, refiere, tenían un conocimiento anatómico muy amplio del cuerpo humano y por ello representaban con potencia en los huacos todos los órganos del cuerpo femenino y masculino, porque se les concebía como vehículos de fecundidad, de vida renovada.  

Vasijas, contenedores, amuletos, botellas de cerámica y huacos de arcilla relatan con increíble detalle encuentros intensos en pareja, demostraciones solitarias de vigor sexual y cópulas animales reunidas de forma armónica en la Galería Erótica Checan, vocablo que en idioma Muchik significa amor.  

Checan exhibe 190 de las 300 piezas de la colección, posiblemente la más amplia sobre el tema.

La sexualidad representadas en estas piezas despertó gran interés en Rafael Larco Hoyle, arqueólogo peruano y fundador del Museo Larco, quien escribió un libro sobre el arte erótico en las culturas precolombinas al que bautizó con el mismo nombre de la galería. 

“En los años 50 hubo un sexólogo muy conocido, Alfred Kinsey, quien vino acá, junto a Larco, a estudiar algunos sentidos de estas representaciones”, rememora Holmquist. 

El doctor Alfred Kinsey fue uno de los pioneros de la investigación sexual humana en los Estados Unidos. Su estudio sobre el comportamiento sexual de hombres y mujeres, el emblemático Informe Kinsey, provocó un gran revuelo en la sociedad estadounidense, una bomba que se trajo abajo muchas creencias asentadas hasta entonces.

Los antiguos peruanos bebieron en los cerámicos durante animadas ceremonias propiciatorias.

¿Solo sexo?

Más allá de las sonrisas tímidas que puede despertar la muestra Checan, esta no se reduce a imaginar las vivencias secretas del antiguo Perú. Invita a reflexionar sobre lo conexión intrínseca que hermana a los hombres, animales y plantas con una serie de ritos desplegados para asegurar la perpetuidad y la vida. 

De la unión sexual nace el árbol de la vida, símbolo de la regeneración constante y continuidad de la existencia

“Desde siempre, hemos tratado de aprender a trabajar amorosamente la tierra. Para que se fecunde necesita ser humedecida por las aguas y abrasada por el sol. Sus encuentros son abrazos, como aquellos en los que hombres y mujeres nos fundimos para engendrar a nuestros hijos”, explica la directora del Museo en un sugerente video introductorio a la muestra que permite el ingreso de niños solo acompañados de un adulto.

Los objetos reunidos aquí no fueron creados con fines decorativos, aclara. Su rol era eminentemente celebratorio y de alta conexión con los ancestros y las fuerzas ocultas que mueven la naturaleza. 

En la cosmovisión andina, la vida existe en esta tierra gracias a la interacción permanente de fuerzas opuestas 

“Es posible que nos imaginemos artistas modelando para ponerlos en una exposición, pero en realidad no estamos hablando de ese tipo de confección. Estamos hablando de gente que está modelando el barro para que se convierta en un objeto eficaz que pueda propiciar algo, para que sea llenado de agua u otro líquido y luego llevado al entierro”. 

La arqueóloga Ulla Holmquist Pachas es directora del Museo Larco. Fue ministra de Cultura en 2019 

Probablemente estos ceramios fueron usados dentro de ceremonias de libación debido a las características de su confección, con orificios de entrada y salida de líquidos, así como como cavidades para el depósito de algunas sustancias propias de actos sagrados. 

“Hay algunos objetos de cerámica que tienen una representación del cuerpo femenino y uno tiene que tomar el líquido por el órgano sexual, hay una suerte de interacción entre quien está oficiando la ceremonia con ese cuerpo femenino, como una interacción sexual para propiciar a la Pachamama (madre tierra)”, explica Holmquist, profesora universitaria y conferencista en museología, pedagogía de museos, arqueología y arte precolombinos.

Las vasijas de cerámica fueron usadas en ceremonias agrícolas, funerarias y rituales de sacrificio.

Igual ocurre con otros huacos donde “se observa el órgano sexual masculino exagerado y hay posibilidad de tomar la chicha por el pene y nuevamente se recrea una actividad sexual con ese ancestro, propiciando que ese ancestro siga siendo un emisor (de vida)”.

Cumplida su misión, estos objetos eran llevados al entierro para continuar asegurando la circulación de la vida, “porque el mundo de abajo es bastante activo dentro de la cosmovisión andina”.

Maestros, ancestros, aprendices 

La muestra contiene huacos con personajes diversos, parejas desnudas o cubiertas por abreviadas mantas que dejan al descubierto su encuentro sexual, amantes en posiciones diversas, falos magnificados y madres exuberantes, un conjunto peculiar de múltiples lecturas.  

“Hay representaciones de líderes comunitarios o sacerdotes, que están sentados en estructuras escalonadas que hacen alusión a la montaña, figuras ancestrales cuyo órgano genital representa el poder emisor de las aguas”.

Estos objetos fueron vehículos de mensajes para la vida, y también para la vida después de la muerte.

En el mundo andino, los ancestros son los responsables de que las aguas regresen a su comunidad para irrigar las tierras y asegurar la fertilidad, el crecimiento de los cultivos y la alimentación de la comunidad. Tienen relación con ese poder emisor. 

Holmquist comenta que si bien el tema de la homosexualidad está en permanente debate, no se discute su existencia en el antiguo Perú. 

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“Porque claramente lo hubo, como en toda sociedad, así como hubo personas intergénero que tenían un rol especial en todas las Américas. Por allí hay un ancestro muerto que está abrazando un cuerpo masculino, que puede estar haciendo alusión a la relación entre el ancestro y el jefe comunitario, pero hay que tener siempre presente que lo que está representado no es el registro de la vida cotidiana”. 

No solo Mochicas 

Aunque los Mochicas están siempre asociados a piezas de este tipo, la Galería Erótica Checan reúne obras de otro origen, incluso más antiguo.  

La galería alberga objetos de las culturas diversas, como Chancay, Nazca, Recuay, Salinar, Chimú, Vicús entre otras 

“En el imaginario de la cultura general peruana, la representación de la actividad sexual está más presente en el arte Moche, porque fue más detallista en representar una serie de temas que van más allá de ser de la vida cotidiana, que tienen que ver con su mitología y ritos”.

En la muestra se exhiben objetos de las culturas Chancay, Nazca, Recuay, Salinar, Chimú, Vicús, Lambayeque, Huarmey, incluso Inca; todas atravesadas por el concepto de una sexualidad activa como nexo para el reinicio de la vida y la fecundidad perpetua.    

Vivir el cuerpo plenamente

¿Qué mensaje nos traen estos objetos del pasado, además de evidenciar su amplio conocimiento del cuerpo humano?  

“Al volver a vincularnos con nuestro patrimonio y expresión creativa y artística, los peruanos y peruanas podemos recuperar otras maneras de ver nuestros propios cuerpos y relacionarnos con ellos de una manera que no esté mediada por prejuicios o ideas que vienen de una moral determinada, que nos alejan de esa relación con nuestro cuerpo”, refiere la directora del Museo.

Invita a tener una relación más amable con nuestros cuerpos, queriéndonos más.  

Esta muestra es una oportunidad única e interesante para acercarnos a la sexualidad, libres de mitos y prejuicios  

“Tenemos en las vitrinas del museo un mensaje fuerte en ese sentido, de que podemos ser parte de esas sociedades que recuperan la noción del cuerpo y la sexualidad, de que se pueden expresar de muchas diversas maneras. Aquí tenemos un ejemplo de que esta relación puede ser muy diversa, entonces, hay que aprovecharla porque la tenemos entre nosotros y es muy propia”, destaca. 

Sobre el Museo Larco

El Museo Larco, elegido el mejor de Sudamérica, se ubica en el distrito de Pueblo Libre. Ostenta una de las colecciones más amplias del antiguo Perú, con alrededor de 45 mil cuidadosamente seleccionadas y explicadas en siete idiomas. Desde su fundación en 1926, el depósito del Museo Larco es el único del Perú y uno de los pocos del mundo abierto al público.

Las orejeras fueron uno de los ornamentos más significativos para distinguir a los personajes con poder en los Andes.

Conocer estos depósitos y caminar entre 30,000 piezas arqueológicas de cerámica cuidadosamente clasificadas es una experiencia única. Abre todos los días, incluidos los lunes, desde las 10 a.m. hasta las 7 p.m. Cuenta con una página web muy bien implementada. Sus redes sociales son muy activas y publican  promociones mensuales.

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(FIN) KGR/RRC

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